Reportaje: La Casa Molina y la del Botero, dos históricos edificios pegados al mar coruñés

Artículo de J. M. FERNÁNDEZ CAAMAÑO para El Ideal Gallego el 06/08/2017.

Casa Molina mar Coruña
La Casa Molina se sitúa en Puerta Real al inicio de O Parrote. Foto del Ideal Gallego

Este es un interesante artículo en el que se nos muestran unas pinceladas sobre una de las grandes casa de A Coruña, la casa Molina (una de ellas, ya que hay dos casas Molina y una villa). Nos cuenta como un personaje ilustre de la época construye una nueva e imponente casa unificando los usos de viviendas con oficinas y consulado.

“La Casa Molina es una obra del arquitecto Rafael González Villar, quién recibió su primer encargo de un edificio destinado a viviendas por parte de Raimundo Molina Couceiro, importante comerciante de la ciudad herculina. Este hombre era representante naviero de la ­Lloyd Real holandesa y, a su vez, cónsul de los Países Bajos en esta provincia y la de Lugo, además de padre del inolvidable alcalde de esta ciudad Alfonso Molina Brandao.


Se trataba de hacer una edificación destinada a ser la oficina central de las operaciones marítimas y, a la vez, acoger la sede consular, además de albergar diversas viviendas. Este encargo se vio luego ampliado a otras edificaciones que el mismo propietario encargó a González Villar en otros puntos de la ciudad, como el edificio de la plaza de los Ángeles y el chalet ‘Villa Molina‘.
La Casa Molina posee tres fachadas que dan a la entrada de la antigua Puerta Real, dando frente a la avenida de Montoto y mostrando sus esquinas a la calle de Santiago y a O Parrote.


De esta manera, el edificio coruñés provoca un efecto expansivo al volumen que presenta todo el trabajo y con una ornamentación muy estilada en la época y que González Villar supo trabajar en toda su extensión, haciendo que aquellos resaltasen por indicación de su autor y que hoy en día se muestren al viandante como reliquias a conservar debido a su delicado trabajo”.

Juego geométrico


“En la segunda planta de la Casa Molina predominan los dinteles y el arco de medio punto. Así, se logra un conjunto de hormigón muy interesante en todo su aspecto, igualando las líneas verticales y horizontales del edificio gracias a un juego de aritmética y geometría plástica que introduce en su obra.


De todo ello resulta finalmente una galería que hace un juego muy interpretativo con respecto a las típicas galerías de La Marina, aunque su concepción sea completamente diferente, pero que queda inserto en ese espacio tan singular y atractivo. Destaca también el torreón que queda situado entre la fachada principal y O Parrote, tanto por su belleza como por su exquisito trabajo ornamental.


También hay que resaltar el resto de elementos, como las guirnaldas y las cintas colgantes que rematan en puntos. Todos los trabajos realizados por González Villar tienen su particular estructura técnica y representan la belleza de uno de los mejores arquitectos de finales del siglo XIX y comienzos del XX”.

Puede leer el artículo completo aquí.

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