Artículo de J.M. Fernández Caamaño para el Ideal Gallego el 25/08/19.
«En la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad herculina utilizó los materiales de la muralla para realizar significativos adelantos en el ensanche, que acabarían derivando en varias de las zonas más famosas
en la actualidad, como la calle de Juana de Vega, la plaza de Ourense o la Plaza de Pontevedra «.
Para entender el modernismo coruñés es necesario entender el Ensanche, principal ubicación de muchos de los edificios Art-Nouveau de la ciudad. Y para entender en Ensanche es necesario comprender como se desarrolló la ciudad durante el siglo XIX, tirando sus murallas y dando lugar al progreso. Para ello vamos a coger unos párrafos de este artículo que lo resume muy bien.
«La población coruñesa, antes del comienzo del derribo de las murallas, extendía su crecimiento hacía las barriadas de las Atochas-Santo Tomás, Santa Lucía y Riazor cuando dan comienzo las explanaciones. Así se inicia la edificación de lugares que antes ocupaban las fortificaciones, que dio lugar al Ensanche coruñés, cuya zona comenzó a crecer de una manera muy ordenada y rápida. De este modo, a partir de 1870, nacen las calles de Juana de Vega, plaza de Lugo, Plaza de Orense, Teresa Herrera y otras muchas de la zona.
Lo que hoy es Juana de Vega antes era un espacio ocupado por la antigua Alameda de la Coruña y las puertas la de la Torre de Abajo, junto con la de la Torre de Arriba. La primera se situaba en lo que hoy es Sánchez Brégua y la segunda en la plaza de Pontevedra, en el lugar que hoy ocupa el Instituto da Guarda. En medio de ambas puertas estaba la laguna que impedía el paso enemigo por el frente de tierra. Los materiales del derribo de la fortificación más próxima fueron empleados para levantar el edificio escolar.
Hay que significar también el legado que nos ha dejado esta centuria, con sus luces y sombras, pero fue ante todo una época de grandes logros y muchos problemas, político, económico y social. Los cambios de Gobierno, se sucedían con rapidez, las guerras en que se vio sumida España, en toda esta centuria fueron constantes, de este modo hubo que superar la Guerra de la Independencia, la Revolución del Trienio Liberal y después tres Guerras Carlistas. Soportar grandes penurias debido a la pérdida colonial de América, las cuales habían iniciado su camino por la Independencia en la segunda década de esta centuria del XIX, para más tarde superar la aventura de África y las dos guerras de Cuba, en la que al final y en la última de 1898, se pierden para España, esta Perla Caribeña, así como Puerto Rico y el archipiélago de la Filipinas, a manos del incipiente imperio de los Estados Unidos».
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